Coleccionando mundo

En el CCCB de Barcelona podemos visitar la exposición «Souvenir», del fotógrafo Martin Parr.

“En Les carabiniers [«Los carabineros»] (1963), de Godard, dos perezosos lumpencampesinos se alistan en el ejército del rey tentados con la promesa de que podrán saquear, violar, matar o hacer lo que se les antoje con el enemigo, y enriquecerse. Pero la maleta del botín que Michel-Ange y Ulysse llevan triunfalmente a sus mujeres, años después, resulta que sólo contiene postales, cientos de postales, de Monumentos, Tiendas, Mamíferos, Maravillas de la Naturaleza, Medios de Transporte, Obras de Arte y otros clasificados tesoros del mundo entero. La broma de Godard parodia con vivacidad el encanto equívoco de la imagen fotográfica. Las fotografías son quizás los objetos más misteriosos que constituyen, y densifican, el ambiente que reconocemos como moderno. Las fotografías son en efecto experiencia capturada y la cámara es el arma ideal de la conciencia en su talante codicioso.”

Con este texto de Susan Sontag (Sobre la fotografía, capítulo «En la caverna de Platón»), y tras haber disfrutado de los autorretratos de Parr en distintos destinos turísticos, se abre ante el visitante una reflexión interesante sobre el coleccionismo y, muy particularmente, sobre el coleccionismo de imágenes en la fotografía de viajes.

Sobre la instalación sólo os comentaré que es muy recomendable visitarla. Si queréis más información antes de acercaros por allí, podéis consultar la propia página de la exposición en la web del CCCB, cotillear algunas de las fotografías de la exposición, o intentar buscar lo que los distintos medios publicaron sobre ella cuando se inauguró.

Visitando la exposición «Souvenir» de Martin Parr en el CCCB

Pero lo más interesante (para mi) es la reflexión sobre el coleccionismo y, muy particularmente, la reflexión sobre los distintos souvenirs de viajes que nos propone la distribución de la exposición, y muy en concreto las secciones: AutoportraitsPostalesClase turista Lo que hay que ver.

Y es que hace ya tiempo que me da la sensación de que actualmente uno viaja a otros lugares más por coleccionar lugares que por viajar en sí (con la dimensión de aprendizaje y vivencia de un auténtico viaje). Al visitar la exposición de Parr he sentido como si alguien hubiera cogido un rotulador fosforescente y hubiera resaltado muchas de las sensaciones que tengo respecto al actual modo de viajar.

«Coleccionar fotografías es coleccionar el mundo» decía Sontag en los 70 y, ahora que el mundo lo tenemos mucho más a mano y mucho más fotografiable, se colecciona mucho más. Mi pregunta es si es coleccionismo por puro placer de coleccionar o si realmente hay una vivencia y una experiencia adquirida durante la formación de esa colección, siendo las imágenes que la conforman un mero mecanismo de recuerdo de esa experiencia. Yo sé mi respuesta, ¿cuál es la tuya?

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No me mires así

Ya os adelanté hace ya algún tiempo que estaba logrando poner orden en mis percepciones de Cuba. Después de haber regresado para poder recopilar alguna imagen más que me permitiera plasmar algo mejor lo que sentí, hoy inauguro una selección de 20 imágenes sobre este país bajo el título «No me mires así».

No me mires así

El título, No me mires así, no sólo está sugerido por la mirada de esta mujer, sino por el hartazgo de ver imágenes estereotipadas de los viajes, por sentir la necesidad de diferenciar la fotografía de viaje de la fotografía de turismo.

Una selección de 20 imágenes no podrá transmitir toda la complejidad de este país que suscita pasiones (a favor y en contra), sólo puede transmitir una visión parcial de lo que ha sido mi experiencia personal, pero espero poder transmitir través de ellas una visión que no perpetúe el estereotipo y que arroje algo de luz sobre algunos de los personajes que habitan este complejo país.

Desde hoy a las 19:30h, en la calle Gobernador 6 de Madrid, 20 instantáneas de Cuba a vuestra disposición.

 

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Hablando de responsabilidad

Hace algo más de un año desde que escribí la anterior reflexión en este lugar, no voy a excusarme ni intentar explicar los motivos de tanto retraso, sólo voy a proseguir con una nueva reflexión fruto de un fin de semana de intenso trabajo con el equipo del proyecto SOS Paisajes de Mar tras la consecución del primer hito en nuestro proyecto: la publicación del libro con la información del estado actual de las costas de nuestro país y la petición de respeto por la legislación hasta ahora vigente sobre costas y la protección de determinadas áreas del litoral español.

El libro del proyecto SOS Paisajes de Mar

El libro del proyecto SOS Paisajes de Mar

Durante este fin de semana hemos estado debatiendo los objetivos del equipo tras la recopilación de la información sobre las costas, cuáles deberían ser los próximos pasos a seguir. Cuando se inició el proyecto hace ya algo más de dos años estaba claro que queríamos la protección de la costa, pero la situación actual de crisis nos ha hecho dedicar varias reflexiones sobre la conveniencia o no de esta lucha en este momento. Y es que puede parecer que a las personas que estamos involucradas en este proyecto no nos interesaran los graves problemas que nos acechan a todos con los recortes de prestaciones sociales (que tanto esfuerzo costó lograr), con la reducción del empleo o la situación de todas las personas que están sufriendo en primera persona las consecuencias más directas de toda esta situación con problemas para conseguir la comida diaria o mantener su vivienda.

En España, desde los años 60, se ha apostado por un modelo de crecimiento económico basado en el turismo con la esperanza de obtener riqueza a partir del dinero de los turistas. Pero sobre-explotar ese modelo (como se ha hecho) tiene como consecuencia que el turista elija otros lugares más idílicos que, por ejemplo, Benidorm, para disfrutar de una playa virgen, un merecido descanso lejos de los ruidos de los fiesteros nocturnos o simplemente de un lugar de descanso que no sea una réplica de la gran ciudad de la que están huyendo. El turismo que actualmente acude a nuestras costas es turismo «low-cost» y durante el verano vemos constantemente en los noticiarios el tipo de problemas que provocan.

Benidorm

¿Te apetece unas vacaciones en un lugar que parece la ciudad de la que estás intentando escapar?

Pero aprovechando la circunstancia de la crisis los actuales mandatarios están intentando volver a promover este modelo turístico que tanto daño hace a nuestra economía y a nuestros recursos naturales. Se quiere dar marcha atrás a la ley de costas, promover nuevamente la ocupación de espacios costeros para actividades económicas, seguir explotando un litoral en el que ya apenas quedan recursos ni rincones que apetezca mirar.

A diferencia de nosotros, los humanos, las costas españolas no tienen ningún control sobre su futuro: no pueden presentar sus quejas a sus representantes políticos, no pueden esperar que sus sindicatos promuevan una huelga para que su situación se dé a conocer; no tienen voz ni voto, no pueden luchar por sí mismas, necesitan del esfuerzo de todos nosotros (el tuyo también) para que aquellas personas que ni tienen educación ambiental ni tienen escrúpulos entiendan que es necesario proteger el litoral si queremos tener futuro.

Así que por nosotros, porque nos merecemos un litoral digno; por  nuestros hijos, que merecen que luchemos por su futuro; y por la propia costa que no puede luchar por sí misma, SOS Paisajes de Mar sigue adelante en su objetivo de preservar lo poquito que nos queda ya del litoral español.

Si quieres sumarte a nuestro esfuerzo o saber algo más, puedes seguir nuestro blog en SOS Paisajes de Mar, solicitar la exposición para su exhibición en tu municipio, o adquirir el libro.

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El bien y la responsabilidad

Recientemente he leído otro libro muy interesante, se trata de «Do good design: How designers can change the world» (Haz buen diseño: cómo los diseñadores pueden cambiar el mundo, que al tachar design se traduciría por Haz el bien), de David Berman. Es el libro de un diseñador consciente de la responsabilidad de los diseñadores en nuestra sociedad, y una interesante reflexión sobre ética personal y compromiso profesional*.

El libro trata poco de herramientas y métodos para realizar un diseño, no habla de la tipografía a utilizar, habla de la forma en que el diseño y su utilización afecta a nuestra forma de percibir y entender el mundo, de cómo el diseño refleja el sentir de una sociedad y de una cultura, y de la responsabilidad de diseñadores (y de todos nosotros) al aceptar o rechazar algunos mensajes.

En fotografía de reportajes nos encontramos a menudo con la responsabilidad de transmitir gráficamente el mensaje de un acto del modo más objetivo posible, pero como fotógrafos muchas veces no podemos resistirnos a las imágenes más llamativas, como es el caso de la siguiente fotografía, tomada durante una manifestación en la que distintos colectivos (gays, lesbianas, transexuales, heterosexuales, etc…) pedían la eliminación de la transexualidad del catálogo de enfermedades en los manuales internacionales de enfermedades.

Barcelona, 17 de octubre 2009. Durante la manifestación para que la transexualidad deje de considerarse una enfermedad.

Quizás al lector menos formado en lenguaje visual no le parezca que esta sea una mala fotografía de la manifestación, ni siquiera que pueda tener algún sesgo en el mensaje que transmite y, sin embargo, es una imagen que ayuda a perpetuar en nosotros la idea de que las personas que se someten a operaciones de cambio de sexo son personajes superficiales, ávidos de protagonismo, sin moral, etc… ya que sitúa en primer plano y de forma destacada a un travestí, exagerando su protagonismo.

La manifestación la formaban numerosas personas de las cuales a simple vista no podríamos definir su opción sexual, como puede verse en los personajes del fondo, y destacar el personaje curioso o el detalle es una práctica que visualmente nos atrae pero que sin embargo está llevando el mensaje hacia una opinión sesgada.

Por supuesto que en fotografía todo es elección y sesgo. Decidimos qué objetivo utilizar, y según esta decisión la perspectiva y la sensación de distancias se modifica; elegimos qué encuadrar, y según esta decisión estamos dando protagonismo a unos elementos respecto a otros, a un mensaje concreto respecto a otro; elegimos la composición, y según esa disposición de los elementos reforzamos un mensaje u otro.

Pero precisamente porque transmitimos poderosos mensajes a través de imágenes, debemos ser conscientes de la responsabilidad que ello conlleva. Son muchos los casos y ejemplos obvios de la influencia de la fotografía en los comportamientos sociales: la fotografía de mujeres de proporciones idílicas y cutis de seda (maquillado o retocado posteriormente) favorece que las adolescentes (y no tan adolescentes) toman esos modelos de belleza e intentan asemejarse a ellas; fotografiar paisajes eliminando los elementos que nos molestan (postes de la luz, papeleras, etc…) hace que el viajero se sienta desilusionado al llegar y ver que el lugar no es tan idílico; …

Suele argumentarse que las personas deben ver la fotografía sabiendo que no es realidad, pero diariamente estamos expuestos a miles de imágenes y nuestra formación en lenguaje visual no nos permite detectar todos los engaños a que se nos expone. Quizás es cierto que deberíamos reforzar la enseñanza de los elementos del lenguaje visual para que todos pudiéramos darnos cuenta de esas manipulaciones y actuar con las debidas cautelas, pero nunca está de más asumir las propias responsabilidades en el momento de apretar el disparador o, sobre todo, en el momento de exponer la fotografía en público.

*: el libro actualmente no está disponible en español, pero estoy segura de que el editor que aborde el proyecto de la traducción tendría el éxito asegurado.

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Queridos reyes magos…

Queridos reyes magos,

Sé que, a pesar de que hay mucho descreído, en la noche de hoy vais a tener mucho trabajo, y que tenéis que atender primero las peticiones concretas y materiales antes que las generales o abstractas según se estableció en vuestro contrato laboral con los comerciantes que, en el fondo, son quienes os mantienen y a quienes debéis servir.

Pero si os queda un hueco en vuestra apretada agenda de cabalgatas, apariciones en televisión, paradas en las casas con avituallamiento para vosotros y para los camellos, etc… no os olvidéis de dejar un poco de esperanza, especialmente a todos aquellos que han ido viendo recortados sus derechos, su poder adquisitivo, sus pensiones.

Tampoco estaría de más que extraviarais alguno de los objetos materiales que os hayan encargado entregar en un domicilio donde haya muchos paquetes por entregar a una única persona. Ni lo va a echar de menos. Si lo hacéis, entregadlo a niños de esos hogares que están pensando cómo van a poder llegar a final de mes ahora que ya no tienen ni la ayuda de 426 € por desempleo de larga duración, por insignificante que sea o pueda parecer el objeto seguro que en ese hogar lo apreciarán e iluminará la cara de sus habitantes.

A todos, en general, nos iría bien una plaga apocalíptica que acabara con la clase política (y con los que de verdad los manejan), pero como no está en vuestra mano repartir maldad, os ruego que dejéis como tarjeta de visita la dirección de la petición para que los políticos corruptos no puedan optar a cargos públicos, una buena forma de repartir esperanza es mostrando que hay acciones globales que intentan hacer algo para cambiar esta situación.

Y, por favor, repartid más tolerancia, sensatez y menos miedo entre todos. Estamos llegando a una sociedad donde nos conminan a hacer de policías los unos de los otros, donde lo que le pase al vecino no importa mientras a mi todo me vaya bien. Vosotros sabéis que así sólo vamos a peor, y por eso os pido que repartáis esos valores que tanto necesitamos que nos recuerden para poder volver a ver las cosas con perspectiva y no dejar que nos engañen con miedos, amenazas y temores. Tenemos que recordad que la soberanía está en todos y cada uno de nosotros y que los otros sólo nos gobiernan porque les otorgamos ese poder.

Aunque sólo podáis llevar algo de todo esto a una única persona esta noche, daré por cumplido mi deseo, porque esa persona mañana se levantará siendo un poco diferente, y su diferencia y tolerancia ayudará a que los que lo rodean también cambien y sean un poco diferentes.

Que tengáis una buena noche, con las correspondientes vacaciones de más de 11 meses.

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Acabemos bien el año

Cuando estaba pensando escribir este artículo me debatía entre proponeros una acción de esperanza para el futuro con la firma de la petición para que los políticos corruptos no puedan volver a acceder a cargos públicos, un divertido mensaje muy motivador sobre el coraje de soñar y vivir tus sueños, y otros temas interesantes pero…

… pero al entrar en el panel de control del blog para añadir este artículo me doy cuenta que lo que en realidad toca es descifrar (para los que no los supierais aún) la respuesta a la pregunta última sobre la vida, el universo y todo lo demás:

(para los que necesitéis la versión en español el enlace es: http://www.youtube.com/watch?v=9Y36JDAIyIA y omite los últimos segundos… que también son interesantes)

No en balde este artículo que cierra el año 2010 es el número 42 😉

Así que ahora que ya conocéis cuál es la respuesta, os animo a vivir el nuevo año sin intentar entender ni obsesionados por la teoría, siendo capaces de desear, querer y vivir.

Feliz año nuevo.

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La típica historia

[…] la típica historia: chico conoce chica, chica gusta a chico, chico da la vuelta al orden social… ¿qué más puedo decir?[…]
— Hormiga Z

Es parte de la despedida de la gran película infantil «Ant Z» (Hormiga Z). Posteriormente la hormiga Z añade algo más sobre la futura familia que va a formar, pero en lo principal, esa es la despedida de la película.

Si tenéis menores en casa y no sabíais qué hacer con ellos en estas vacaciones escolares, esta película os puede resultar más entretenida y educativa que cualquiera de la saga de Barbie, Bratz o lo que sea que ven ahora los infantes e infantas. Los que no tengáis descendencia y necesitéis una excusa para acceder a ese tipo de películas, siempre podéis pedirle prestado el/la sobrino/a a un/a hermano/a o el/la niño/a a el/la vecino/a*.

El brillante psicoanálisis de la hormiga (los que hayáis podido disfrutar del original con la voz de Woody Allen aún lo apreciaréis mejor) da lugar al comienzo de la película:

[…]
Z: Necesito creer que hay un sitio ahí fuera mejor que este. De otro modo me pondría en posición larvaria a llorar. Esta superorganización me hace sentir… insignificante.
Psicólogo: Estupendo, has progresado mucho
Z: Ah, ¿sí?
Psicólogo: Claro Z, porque eres insignificante.

Lo bueno del caso es que nosotros no somos tan distintos a Z, también somos insignificantes.

Vivimos apenas una centena de años (los que llegan), de los cuales una gran parte del tiempo nos la pasamos haciendo lo que la super-organización tiene pensado para nosotros: estudiar, trabajar, lamentarnos porque no tenemos trabajo, trabajar más y cobrar menos, volvernos a lamentar porque no tenemos trabajo, trabajar esclavizados, seguir quejándonos, tener que seguir esclavizados hasta los 67…Gran parte del tiempo restante nos lo pasamos intentando recuperar fuerzas para poder volver a participar activamente en la sociedad.

Durante esos años apenas tomamos consciencia de que somos menos que un nano-punto en el espacio… y en el tiempo. No sólo nosotros (yo, tú, él, ella…) como individuos somos una insignificancia en la historia del universo o del planeta que habitamos, la humanidad en conjunto es una insignificancia en la historia del universo.

Hormigas

Pero somos a la vez unos seres privilegiados, ninguna otra criatura viva tiene la capacidad de maravillarse ante un cielo estrellado, la metamorfosis de un insecto, la inmensidad del mar abierto, la hermosura de la luna rielando sobre las aguas, …

En el tiempo que llevo morando este mundo he llegado a la conclusión de que el sentido de mi vida es precisamente darme cuenta de ese privilegio y usarlo bien, permitirme disfrutar de todo lo bueno y maravilloso que tenemos a nuestro alrededor, contribuir a que siga siendo maravilloso y a que siga disponible para generaciones futuras.

Tenemos necesidad de dejar nuestra huella de paso por este mundo, queremos satisfacer ansias individuales que se vinculan con el temor a ser olvidados, que se traducen en una necesidad de prolongar nuestra estancia en esta vida a costa de lo que sea necesario, así sea a costa de nosotros mismos o de nuestro entorno.

No quiero entrar en ese juego, ya sé que soy insignificante y que es muy probable que yo, como individuo, no permanezca en ninguna memoria más allá de mi propia existencia igual que muchos individuos que moraron esta tierra antes que yo no han permanecido en ninguna memoria tras abandonar el mundo de los vivos. Pero elijo vivir mi vida de la forma que me parece más coherente con mi percepción de quienes somos: dejándome maravillar por La Creación (sea obra de quien sea), e intentando entender un poco mejor algunos aspectos de ésta para poder maravillarme y apreciarla aún más.

Elijo contemplar, estudiar, investigar, fotografiar, leer y esforzarme para poder entender y disfrutar más de las maravillas que siempre han estado a nuestro alrededor.

La típica historia: madre da a luz a criatura, criatura crece, criatura vive, y criatura muere. La diferencia está en cómo la criatura ha escogido vivir.

* Nota: De este punto en adelante me temo que voy a dejar la corrección política para otros y me atendré a las reglas del lenguaje que aprendí de pequeña (incluso puede que acentúe algún fué, que lo echo de menos). Los historiadores del futuro van a pensar de nuestra corrección política… vaya jartá escribir se pegaban los pobres primitivos del S.XXI porque no tenían bien definido un neutro, y mira que en siglos anteriores parece que la cuestión sí estaba resuelta.

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Tomando las riendas de mi libertad

Somos influenciables y cuanto mejor entendamos las formas en que somos vulnerables a esas influencias, tanto mejor pertrechados estaremos para poder defendernos de ellas y ejercer nuestra libertad, la de ser quienes queramos ser, no quienes otros quieren que seamos.

Ser dueños de nuestra libertad tiene, como todo, sus ventajas y sus inconvenientes. Quizás después de tomar consciencia de los esfuerzos necesarios para ejercer tu libertad quieras precisamente la sencillez de dejarte llevar. Es una de las muchas opciones posibles y, aunque no sea la mía, creo que dejarse llevar siendo una opción consciente es mucho más interesante que dejarse llevar sin saberlo y pensando que somos dueños de nuestros actos y pensamientos.

Piensa, ¿qué es lo que te ata?

En la reflexión anterior os hablaba de fotografía, de la imposibilidad de dar una lectura única a una imagen porque aplicamos a ésta, de forma inconsciente, nuestros propios prejuicios elaborados a partir de la educación recibida, la sociedad en la que vivimos, de nuestras tendencias políticas, estatus social y aspiraciones. En realidad eso nos ocurre con todo lo que percibimos, ya sea contemplando una obra visual, leyendo un texto, viendo una película, escuchando a un amigo…

Sin embargo los factores no son puramente externos y elaborados a través de nuestra propia historia personal. En la naturaleza intrínseca del humano hay factores que nos hacen vulnerables a ciertas maniobras de persuasión (que suelen utilizar muy hábilmente publicistas, políticos y demás profesionales cuyo trabajo depende precisamente de que logren persuadirnos del mensaje que en ese momento interesa que creamos). Robert Cialdini, estudioso de la psicología social de la persuasión, recoge esos factores en sus seis reglas de la persuasión:

  1. Compromiso y coherencia: impulso de ser/parecer coherente (incluso con las propias declaraciones o posiciones expresadas anteriormente). Este factor lo utilizó con gran maestría Barack Obama en su campaña política: fomentando la donación de pequeñas cantidades monetarias a su campaña, fomentaba el compromiso de los potenciales votantes que, por coherencia, seguirían apoyándole hasta el momento definitivo de la votación.
  2. Reciprocidad: sentimos la necesidad de devolver favores, ya sean favores solicitados explícitamente o favores que no hemos solicitado pero que otros nos hacen sentir recibidos. Este factor lo utilizan de forma consciente o inconsciente muchas personas en su cotidiano, y solemos sentirnos culpables si no respondemos a esa reciprocidad.
  3. Aprobación social: tendemos a dar por válido el comportamiento cuando hay un elevado número de personas que lo sigue. Este factor es el que se potencia en las redes sociales cuando nos muestra el elevado número de personas que ha publicado, «gustado» o «retwitteado» una noticia.
  4. Autoridad: cuando alguna autoridad (en alguna materia) emite su opinión, solemos darla por buena y fiable, pero también solemos dar por válida la opinión de personajes que no tienen criterio en la materia pero gozan de un cargo jerárquico (superior al nuestro, parias mortales). Recientemente he visto como una persona cuya formación en técnica fotográfica podría cuestionarse accedía como autoridad en materia fotográfica a jurado de un concurso sólo por el hecho de ostentar la presidencia de una asociación. A pequeña escala la importancia puede ser nimia, pero es bueno que tomemos consciencia de quienes son los «generadores de opinión» y cuál es realmente su base para emitir opinión sobre la materia que nos concierna.
  5. Similitud: tendemos a confiar en la gente que nos gusta y en la gente que creemos que es como nosotros. Los recomendadores que emplean actualmente la mayoría de las redes sociales nos sugieren (o nos muestran abiertamente) qué (o quien) podría gustarnos basándose en lo que gusta a nuestros «amigos».
  6. Escasez: sentimos apremio y necesidad ante la sensación de escasez de algo, ya sea una limitación en la cantidad (p.e. el número de ejemplares disponibles) o en el tiempo (p.e. el momento en que algo estará disponible, por tiempo limitado…). La percepción de escasez genera demanda, y no faltan ejemplos para poder ilustrarlo.

Por si estas reglas no fueran suficientes (y no se estuvieran empleando profusa y abusivamente), nuestro entorno cada vez está más lleno de informaciones, de imágenes, de textos, de… y de dispositivos que nos facilitan el acceso a todo en cualquier momento y que presuponen que sea lo que sea lo que estamos haciendo, lo interrumpiremos gustosos para atender un SMS, correo electrónico, actualización en el muro de Facebook o llamada telefónica.

El ritmo se ha acelerado, y ahora ya no nos detenemos a saborear, a desgranar ni a leer, ahora simplemente navegamos por la información saltando de un lugar a otro, sin detenernos especialmente y sin interesarnos particularmente*. No nos damos siquiera el tiempo para reflexionar.

No hace mucho experimenté una curiosa sensación con una propuesta de baile; se trataba de una música con una melodía preciosa y tranquila pero con un marcado y rápido ritmo. No seguí el ritmo sino la melodía. Y me sentí especialmente bien por haberme dado el tiempo de disfrutar y saborear ese momento, ese baile, esa música; por no haber caído en la tentación de dejarme llevar por la urgencia que se percibía en el ritmo y que sin embargo no existía. En mi cotidiano procuro hacerlo también, procuro seguir la melodía y no un rápido ritmo artificialmente impuesto.

Cuando algo irrumpe en mi melodía cuestiono si realmente va a formar parte de la música de mi vida o es un burdo intento exterior de cambio de ritmo, y soy yo quien decido. Hace demasiado tiempo que me da igual la aprobación social, que diferencio conocimiento y maestría en determinados campos de autoridad (sumado a mi insaciable necesidad de experimentar, probar y cuestionar), y que no mido el valor de las cosas por su posible escasez sino por su posible aportación a mi vida. El camino que he elegido no es sencillo, y es fácil que no te sientas nada atraído/a a seguirlo.

Pero si tú también empiezas a creer que tienes demasiadas influencias no deseadas, dedícate al menos algún día de vez en cuando para poder reflexionar sobre qué determina tus actos. Y si no tienes muchas fuerzas para hacerlo, al menos considera la posibilidad de sumarte hoy a la huelga de consumo, un día en el que puedes plantearte si realmente todo lo que consumes lo consumes por ti o porque el entorno te ha inducido a ello.

Si quieres seguir eligiendo, también puedes firmar la petición En defensa de los derechos fundamentales de internet, una carta al Ministerio de Cultura solicitando que no se apruebe la Ley Sinde en un procedimiento de urgencia sino que siga los cauces normales, con debate, participación y opinión.

* Nota: Os recomiendo la lectura del artículo Is Google making us stupid? (o de su traducción al español: ¿Google está volviéndonos estúpidos?)

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¿Crítica o terapia?

A los que no tengáis problema en la lectura de libros en lengua inglesa y además os interese sinceramente la fotografía, voy a recomendaros la lectura de un libro. Se trata de «On looking at photographs» de Bill Jay y David Hurn, un libro lleno de sensatez sobre la necesidad de entender todos los factores subjetivos de una imagen y cómo estos factores afectan nuestro sentir al verlas.

En la introducción los autores nos exponen algo que, de puro obvio, suele pasarnos desapercibido: vivimos expuestos continuamente a un alud de imágenes y pocas veces pensamos qué efectos tienen en nosotros. Para evitar ser meros consumidores de imágenes, evitar manipulaciones, la mejor defensa es tener la mente informada. A lo largo del libro nos ofrecen pautas para entender esas influencias, en forma de diálogo entre los autores, lo que hace la lectura del texto muy amena (y apenas son 96 páginas).

El texto revela el papel de la fotografía como medio de comunicación, los motivos para la captura de imágenes, qué constituye una buena imagen, qué factores son subjetivos en la interpretación de las imágenes… y lo hace de forma que a mi me ha parecido especialmente brillante y esclarecedora.

Robert Doisneau, 1954

Uno de los ejemplos expuestos es la fotografía de Robert Doisneau en la que un profesor y una alumna posan para el fotógrafo que tiene un encargo para una revista sobre los cafés de París.

El fotógrafo pide a los modelos que posen en la forma en que son retratados, y compone la imagen. Tiempo después, el profesor se sorprende al descubrir la foto ilustrando la campaña contra los males del alcoholismo.
Años después, el profesor retratado se sorprende nuevamente, al encontrar la imagen ilustrando un artículo sobre prostitución.

Los que ya gozamos de cierta edad hemos sido testigos de cambios en lo que se considera socialmente aceptable y lo que no, y quizás entendemos que esa fotografía en 1958 tenía una lectura y que en la sociedad europea de 2010 tenemos una percepción distinta de lo que transmite la imagen (y eso que ninguno de los dos modelos estaba fumando).

El significado de una fotografía no es una cualidad intrínseca de la fotografía. En otras palabras, no hay una interpretación correcta, de una fotografía concreta, en todas  condiciones, en todo contexto, para todo espectador.

Los factores por los que una imagen no tiene una lectura única son múltiples y variables a lo largo de la historia. No podemos saber con qué prejuicios verán generaciones futuras las imágenes que se están creando actualmente, del mismo modo que no podemos aplicar sin más nuestro entorno social, educación, tendencia política, estatus social y aspiraciones, a imágenes que no los comparten.

Otro aspecto interesante de la lectura de imágenes que se resalta es el hecho de que incluso el más cuidadoso y atento espectador tiene tendencia a ver en la fotografía evidencias que no existen y obviar lo que sí se muestra en la imagen.

The Circus, Budapest 1920. Fotógrafo: André Kertész

Entre los ejemplos que se citan sobre este particular, me ha parecido espléndido el de la imagen de André Kertész de la serie Circus.

Si queréis hacer el ejercicio, observad la imagen e intentad dar vuestra propia lectura…

Tomad consciencia de todo lo que hemos añadido y que no está explícitamente en la imagen (por ejempo que están mirando a través de una rendija -no hay evidencia de rendija; que se trata de un espectáculo de circo -que deducimos por el título; etc…).

Y tomad consciencia de lo que hemos obviado de la imagen. El hombre, ¿tiene una sola pierna?

Tras el análisis de los distintos aspectos de la imagen fotográfica (sus cualidades intrínsecas por el mero hecho de utilizar la técnica fotográfica, la intencionalidad del fotógrafo, el contexto en el que se realizan y la subjetividad del espectador), el capítulo final proporciona pautas de qué buscar (y qué no buscar) en una imagen para poder apreciarla en la medida en que somos capaces de hacerlo.

También aborda el tema del comentario de imágenes y porqué es tan difícil. Para mi esta parte ha resultado especialmente esclarecedora, ya que expone claramente que la corrección de una imagen depende de la integridad del fotógrafo que, a su vez, depende de su sincero compromiso con el motivo fotografiado.

Hemos de suponer que las personas que tienen interés en la fotografía hacen comentarios sobre las fotografías de otras personas con el ánimo de ayudarles a mejorar, por lo que comentarios banales o triviales que no sirven más que para inflar la autoestima estarían fuera de lugar:

Helping another photographer to achieve his/her goals is not a therapy session between the ignorant
(Ayudar a otro fotógrafo a alcanzar sus metas no es una sesión de terapia entre ignorantes)

Citada así, fuera de contexto, suena mucho más contundente de lo que realmente es en el contexto del libro (ya sabéis, por temas legales no puedo reproducir aquí íntegramente el texto del libro), pero ha sido una nota muy aclaratoria que para mi resume muy bien todo lo que el libro contiene (junto con las 12 páginas de anotaciones que ahora tengo sobre la mesa).

La reflexión interesante es que independientemente de si somos fotógrafos (aficionados o profesionales) o no, es importante tomar conciencia de cómo las imágenes que vemos cotidianamente nos condicionan:

Todas las fotografías pueden, en mayor o menor grado, darnos interesantes pistas sobre nosotros mismos. Cuando miramos una imagen debemos preguntarnos de forma consciente: ¿cuál era el propósito del fotógrafo? ¿en qué medida se logra ese propósito? ¿cómo se ha manipulado el significado de la imagen a través de las consideraciones culturales, sociales, prejuicios, trato preferente por ser una obra escasa, nostalgia de tiempos pasados, …?
Y entonces debemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿cuáles son mis reacciones emocional e intelectual a esta imagen? y, ¿qué me dice esta reacción sobre mi mismo?

Mirar imágenes con el corazón y la mente abiertas nos ayuda a conocernos mejor.

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La importancia de tener un porqué

Cuando en la escuela estudiábamos historia, literatura o ciencias, la figura del humanista  siempre me llamó la atención por partir del conocimiento de la sociedad actual, una sociedad donde la especialización es lo habitual y lo raro es encontrar personas que estudien desde distintas disciplinas una misma cuestión. Debo confesar que me parece mucho más interesante lo de los humanistas que lo de los especialistas.

Investigando sobre creatividad e innovación (dos términos muy de moda y muy erróneamente usados y entendidos en la mayoría de los casos) he topado con términos interesantes, como el de pensamiento divergente, y con interesantes estudios que concluyen que los puntos de vista no habituales (disciplinas distintas a la que comúnmente tratan un problema concreto) aumentan las posibilidades de encontrar soluciones a un problema, mientras que mantenerse en una única disciplina puede reducir estas posibilidades; que las soluciones innovadoras casi siempre proceden de la confluencia de varias disciplinas y no de la especialización.

Y para confirmar la validez de esos estudios y libros que he estado consultando, encontré una clave interesante para una cuestión fotográfica en un libro de informática.

En todo el proceso de estudio y documentación hay una parte que me ha pasado desapercibida hasta que he leído un muy buen libro sobre lo que en el desarrollo de aplicaciones se denomina experiencia de usuario: Designing the obvious (Diseñando lo obvio), de Robert Hoeckman. Desde el primer capítulo (y lo repite incansablemente a lo largo del libro) recalca la importancia de saber porqué se está haciendo un determinado producto o sitio web (el libro trata de eso, desarrollo de aplicaciones y de sitios web) para lograr hacer un gran producto.

Si lo pensamos bien es lógico, es difícil hacer bien cualquier cosa si no entendemos porqué la estamos haciendo; y es aplicable a todo lo que hacemos. Esa parte era la que me había pasado desapercibida, porque en mi proceso de estudio hay un porqué, un motivo que me recuerda constantemente porqué es interesante que me lea un libro en inglés de 306 páginas tomando notas, porqué vale la pena ver y volver a ver documentales de 45 minutos (o más) de duración…

Y entendí algo que hasta ahora no había entendido en la fotografía: ¿porqué hay fotografías ejecutadas con una técnica impecable que nos dicen nada y fotografías ejecutadas con defectos técnicos pero que tienen una gran fuerza?

La diferencia suele ser un porqué claro y definido en la mente del fotógrafo. Tiene algo que quiere contar y ese algo aflora a través de la imagen. Imágenes similares realizadas por otros fotógrafos (profesionales o aficionados) suelen no tener la misma fuerza porque no se parte de dar a conocer un porqué sino de hacer un ejercicio técnico.

Un poderoso porqué: es mi hijo y estoy orgullosa de él

Los porqué no siempre tienen que ser grandes ni sublimes. Una fotografía de nuestra familia, de un viaje,… puede tener una gran fuerza si el porqué que nos impulsa a apretar el disparador es poderoso, pero si sólo estamos imitando una imagen para la colección de imágenes, difícilmente será una fotografía que llame la atención de nadie más.

La carencia de porqué quizás explica ese vacío en el que caen muchos aficionados a distintas técnicas creativas (fotografía, pintura, escritura,…) cuando tras una primera fase de entusiasmo eufórico ante la técnica, los artilugios y los primeros resultados aceptables tienen que empezar a encontrar un porqué que de sentido a su proceso creativo.

Nota: Os dejo esta interesante reflexión sobre el sistema educativo y el papel de la experiencia estética en nuestras vidas.

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